Tratamiento Médico para la Artritis

En el tratamiento médico de la artritis reumatoidea se pueden emplear desde medidas sencillas como el descanso y una adecuada alimentación, hasta varios tipos de medicamentos y cirugías. Entre los medicamentos utilizados se encuentran los antirreumáticos modificadores de la enfermedad ( DMARD por sus siglas en inglés) que generalmente trabajan reduciendo o suprimiendo las respuestas del sistema inmunológico. Estos medicamentos, entre los que se encuentran la azatioprina (Imuran), el metotrexato (Rheumatrex) y la ciclofosfamida (Cytoxan) son efectivos reduciendo la inflamación de la artritis reumatoidea pero tienen una serie de efectos secundarios que pueden ser muy severos e incluso, fatales, entre ellos toxicidad al hígado y a la médula ósea, inflamación de los pulmones y un aumento en la susceptibilidad a sufrir infecciones. La ciclofosfamida también puede causar sangrado de la vejiga.

También se utiliza un medicamento inyectable llamado Kineret (anakinra). Esta es una proteína artificial que bloquea la interleucina-1 que es una proteína que tiene efectos inflamatorios.

A finales de 2005 se aprobó en los Estados Unidos un nuevo medicamento que también actúa sobre el sistema inmunológico, por medio de un mecanismo novel llamado Orencia (abatacept).  Este es un medicamento utilizado para reducir los síntomas de la artritis reumatoidea y retardar los daños estructurales que ésta causa en pacientes que no han respondido a otros medicamentos. Entre los efectos secundarios de este medicamento se encuentran: problemas respiratorios incluyendo enfermedad crónica obstructiva pulmonar y aumento en la susceptibilidad a infecciones. Otros efectos secundarios más comunes aunque no tan serios son dolor de cabeza, nasofaringitis y náuseas.

Otro tipo de medicamento son los llamados inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF por sus siglas en inglés), una proteína producida por el sistema inmunológico que produce inflamación. Entre estos se encuentran medicamentos como infliximab (Remicade) que se administra de forma intravenosa y etanercept (Embrel) y adalimumab (Humira) que se administra en forma de inyecciones.

Se utilizan también corticosteroides como prednisona. Estos son extremadamente efectivos en reducir la inflamación en las etapas iniciales de su uso. Sin embargo, con el tiempo pierden efectividad. Por otra parte, aunque pueden aliviar los síntomas inflamatorios estos medicamentos no disminuyen el progreso de la artritis reumatoidea. Otro problema serio son los efectos secundarios como osteoporosis, diabetes, hipertensión, cataratas, aumento de los niveles de glucosa, moretones, psicosis, piel que se pone más fina y delicada y otros que pueden afectar casi todos los órganos del cuerpo. Por esta razón son por lo general utilizados por periodos cortos y en las dosis más bajas que muestren efectividad.

Otros medicamentos empleados son los agentes antiinflamatorios no esteroides entre ellos la aspirina y el ibuprofeno (Motrin, Advil). Las dosis empleadas son usualmente bastante elevadas y pueden tener efectos tales como malestar estomacal y daños a la cubierta protectora del estómago. También pueden ocurrir dolores de cabeza, hipertensión, confusión, edema y en algunos casos hasta daño a los riñones. En los Estados Unidos se ha solicitado que los fabricantes de agentes inflamatorios no esteroides incluyan en la etiqueta una advertencia de que pueden aumentar el riesgo de ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares así como sangrado gastrointestinal.

Los compuestos a base de oro son otro tipo de medicamento que puede ayudar a reducir las deformidades óseas causadas por la artritis reumatoidea. A corto plazo pueden causar una remisión de la enfermedad. Por lo general se utilizan en forma de inyecciones aunque existe un medicamento de este tipo llamado auranofina (Ridaura) que se utiliza por la vía oral. Estos medicamentos pueden hacer que algunas personas se vuelvan más sensibles a la luz solar. Estas personas pueden sufrir de una erupción cutánea al exponerse al sol o una erupción ya presente puede agravárseles. Otros efectos secundarios son: irritación o dolor en la lengua, un sabor metálico, escozor o erupciones cutáneas, sangrado, dolor o inflamación de las encías, úlceras, llagas o puntos blancos en la boca, los labios o la garganta. También puede ocurrir un descenso en la cantidad de glóbulos rojos de la sangre. Las personas que padecen de enfermedades severas del hígado, enfermedades renales, o ciertos tipos de enfermedades de la sangre no deben utilizar compuestos a base de oro.

La penicilamina es otro medicamento que posee efectos benéficos similares a los de los compuestos a base de oro. Se utiliza en lugar de estos cuando estos no son efectivos, cuando un paciente no los tolera. Sin embargo, también tiene efectos secundarios potencialmente peligrosos, entre ellos supresión de la formación de células sanguíneas en la médula ósea, problemas renales, enfermedades musculares, erupciones cutáneas y un mal sabor en la boca. Cuando estos efectos secundarios se presentan se debe suspender el uso de la penicilamina.

La cirugía es empleada en algunos casos de artritis reumatoidea. Por medio de ésta se intenta corregir las articulaciones que han sido gravemente afectadas. En algunos casos se lleva a cabo un reemplazo total de la rodilla o de la cadera. Este tipo de cirugía puede significar para el paciente mantener su capacidad para funcionar independientemente en lugar de tener que depender casi totalmente de otras personas.